Se habla de insuficiencia ovárica primaria cuando el ovario deja de funcionar correctamente antes de los 40 años, interrumpiendo la producción tanto de óvulos como de hormonas (estrógenos y progestágenos). Esto puede dar lugar a falta de ovulación, con diminución de la fertilidad, irregularidades menstruales o la desaparición de las menstruaciones (amenorrea), y también a
síntomas debidos a la falta de estrógenos, que recuerdan a los que suceden durante la menopausia: sofocos, irritabilidad, insomnio, sudoración nocturna, sequedad vaginal, relaciones sexuales molestas, etc. La disminución en los niveles de estrógenos mantenida en el tiempo favorece también la aparición de osteoporosis y de enfermedades cardiovascular.